Dragones de Terramar

imagen_portadasotros_29
Los libros de Historia de Terramar, de Úrsula Le Guin, me gustan muchísimo.
Y como soy una pequeña hada que adora los dragones, les comparto un fragmento del cuarto libro de la saga: Tehanu.
«Cuando Segoy sacó del mar las islas del mundo al comienzo de los tiempos, los dragones fueron los primeros seres nacidos de la tierra y del viento que soplaba sobre la tierra. Eso dice la canción de la creación. Pero su canto también decía que en ese entonces, en un comienzo, los dragones y los hombres eran una sola cosa. Eran un solo pueblo, una raza, seres alados que hablaban la Lengua Verdadera.
Eran hermosos, y fuertes, y sabios, y libres.
Pero con el tiempo nada puede ser sin devenir. Entonces algunos del pueblo de dragones se aficionaron más y más al vuelo y a lo primitivo, y empezaron a relacionarse cada vez menos con el quehacer, o con el estudio y el aprendizaje, o con las casas y las ciudades. Sólo querían volar cada vez más lejos, cazando y comiéndose a sus presas, ignorantes y despreocupados, ansiosos de más y más libertad.
Entonces, los que habían sido dragones y seres humanos, a la vez, se transformaron, convirtiéndose en dos pueblos: los dragones, siempre menos numerosos y más primitivos, dispersos por su codicia y su cólera infinitas e insensatas, en las lejanas islas del Confín del Poniente; y los seres humanos, multiplicándose sin cesar en sus opulentos pueblos y ciudades, ocupando las Islas Interiores, y todo el sur y el este. Pero algunos de ellos conservaron el saber de los dragones -la Lengua Verdadera de la Creación- y ésos son ahora los hechiceros.

Pero como dice la canción, entre nosotros también hay algunos que saben que antaño fueron dragones, y entre los dragones hay algunos que saben de su parentesco con nosotros. Y éstos dicen que cuando el pueblo único se convirtió en dos pueblos, algunos de ellos, que aún eran seres humanos y dragones, que aún tenían alas, no se marcharon hacia el este, sino hacia el oeste. Allí viven en paz como enormes seres alados a la vez salvajes, a la vez sabios, con mente humana y corazón de dragón. Y entonces la mujer cantó:
<<Más al oeste que el oeste
más allá de la tierra
mi pueblo danza
en el otro viento.>>»